¿No te ha pasado alguna vez que tus pensamientos se ven interrumpidos por recuerdos del pasado o miedos del futuro?
Nos mortificamos por el pasado, reviviendo una y otra vez en nuestra mente acontecimientos negativos que han sucedido: un rompimiento de una relación o discusión en el trabajo, un proyecto que salió mal, una circunstancia adversa… Nos arrepentimos de lo que hemos hecho, de lo que no hemos hecho, y de lo que hicimos pero podríamos haber hecho mejor.
Y nos preocupamos por el futuro, con una visión catastrófica que adelanta acontecimientos negativos: “¿y si sale mal? ¿y si me ocurre algo malo? ¿y si salgo a la calle y me atropella un carro?”.
Tenemos miedo al rechazo, a fracasar, al qué dirán, miedo a tomar una decisión por si nos equivocamos, miedo a emprender por si nos arruinamos. Incluso existe el miedo al éxito: ¿y si no merezco lo que voy a conseguir? ¿y si luego lo pierdo? ¿y qué pensarán los demás?.
Como nuestro cerebro va más rápido que nuestra percepción de la realidad, se trae cosas del pasado o se inventa cosas del futuro.
Vivir en el momento presente significa dejar de tener estos pensamientos involuntarios y enfocarnos en lo que está sucediendo o estamos haciendo en este preciso momento.
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